Lo más importante de la danza infantil, es que el niño recurra a sus fuentes íntimas para expresarse. Cierto es que un aumento en la habilidad técnica aumenta la capacidad de expresión, pero en la danza para niños el contenido es anterior a la habilidad corporal.
Para enseñar al niño a bailar es necesario tomar en cuenta su identidad. Para ello trabajamos su capacidad para crear movimientos cultivando su sensibilidad. Un niño puede expresarse sin prejuicios o estimulaciones, por ello es necesario inducir a la corporización desde temprana edad comenzando por la expresión de la identidad: sus emociones y pensamientos, para ello es necesario motivarlo por medio de juegos que lo pongan en contacto con su propia sensibilidad. esta motivación se logra utilizando métodos en la integración de factores que sustentan la creación: imaginación , emoción e invención.
Para trabajar la danza en el aula os recomendamos algunas actividades que se encargan de trabajar el movimiento.
Al ritmo de la música
Con un ritmo de música bastante marcado animamos a nuestros alumnos a que bailen de forma individual en un gran circulo: por orden , y en el sentido de las agujas del reloj, cada niño saldrá al medio del circulo para interpretar un ritmo, que los demás tendrán que imitar.
El danzarín
Un niño ( el que para) se pone a un extremo de la clase y el resto al otro extremo. El niño que para canta una determinada canción que elegirá la profesora, mientras los otros avanzan hacia él. Cuando el niño termina la frase los otros deben quedarse quietos en posición de baile. El primer niño que llegue al otro extremo de la clase donde está el niño que para, deberá darle una palmada en la espalda y todos comenzarán a correr hacia la salida. El niño que para, tendrá que coger a otro niño que será el que parará esta vez.
"EL HADA"
Edad: niños de tres a cinco años
Desarrollo de la actividad
Los niños se mueven libremente por la sala intentado seguir el tiempo de la música. Cuando la música para, ellos también se paran. El «hada» (la maestra) toca a un niño diciéndole una instrucción al oído. Estas instrucciones tendrán relación con lo vivido por los niños o sus referencias televisivas. Ejemplos: «estás lleno de aire», «tu ropa es demasiado grande», «eres una rana», «eres un canguro», «eres una burbuja de aire», «eres Mickey Mouse», «eres Supermán»… El niño traduce por sus gestos y sus desplazamientos la instrucción dada por el hada. Ésta vuelve a poner la música y los niños tocados continúan respetando la instrucción dada, teniendo en cuenta la música. Los niños que no han sido todavía tocados se mueven libremente. Nueva parada de la música, nuevos niños tocados… El juego continúa hasta que todos los niños han recibido una instrucción.
Objetivos
Ajustar una actitud a una orden. Adaptar una nueva forma de desplazamiento al tiempo de la música (después de la instrucción y a la reanudación de la música). Desplazarse en un medio cargado.
Observaciones
Este juego es muy apreciado por los niños pequeños. El contacto, el toque que realiza el hada es un momento que ellos esperan y temen a la vez: esperado por unos hasta el punto de que no dejan a sol ni a sombra al hada para que les toque cuando pare la música, temido por otros los cuales se mantienen a una distancia respetable si es que no llegan a gritar cuando ella se les acerca. El contacto es sentido como una «muerte simbólica», una fuerza a la inmovilidad y una fuerza posterior de desplazamiento; pero también es la ocasión para que el niño sea «individualizado», reconocido en su originalidad y su unicidad por el maestro. Este contacto le permite, en el momento preciso donde tiene lugar, un trato privilegiado con el adulto. Se tendrá que sustituir rápidamente el hada por uno o varios niños.